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Aka Midou.

Introducción[]

Aka Midou es la actual regente y señora de Hueco Mundo en su totalidad, teniendo bajo su comando un ejército de Hollows y Arrancars. Su lugar de residencia se encuentra en el Palacio de Las Noches.

Apariencia[]

Aka es una chica alta, mide casi 1,80 metros y es de constitución voluptuosa, de turgentes pechos y generosas caderas, pero armoniosa en su conjunto. De larguísima melena negra que en ocasiones recoge en una coleta baja para evitar que le toque el suelo, su piel es extremadamente pálida, logrando que sus ojos carmesíes tengan un aspecto más enfermizo e inquietante, sobretodo debido a las oscuras ojeras que reposan eternamente en su rostro.

Además, sus ojos tienden a cambiar de color según su estado de ánimo, pero siempre en tonalidades que van del burdeos más apagado a quizás en iris más curioso que se puede ver en ellos, y es que en determinados momentos, la pupila se ve rodeada de pequeños filamentos rosados que tiemblan como pequeñas llamas.

Los restos de máscara los tiene en el cuello, y el hueco hollow en el hombro derecho, tiene la espalda totalmente cubierta por un tatuaje que representa a un dragón de color rojo danzando entre cerezos, muy detallado y bonito.

Su uniforme es el de la imagen, pero su calzado difiere del resto de Arrancars porque está basado en la comodidad y resistencia, ya que Aka es el Arrancar más rápido de Hueco Mundo, superando a cualquiera de sus súbditos e incluso, a Ryokas, Quincys y Shinigamis.

Personalidad[]

Aka es tranquila y se distrae con facilidad, aunque si algo requiere su concentración, cambia totalmente, enfoncando toda su atención en lo importante, aunque es normal que se distraiga ya que suele tener parte de la mente en Hueco Mundo, evaluando y controlando lo que allí sucede.

Es seria, le cuesta sonreír y prefiere moverse en las sombras y en silecio, apareciendo detrás de la gente y hablando con su voz aniñada, lo que contrasta con su estatura y fuerza real. Después de varias relaciones sentimentales fallidas ha logrado encontrar la estabilidad en la soledad, aunque las únicas muestras de afecto las tiene con sus subordinados, a los que trata con respeto y amabilidad, aunque si considera necesario el reprenderlos con dureza por algún error, no duda un instante en hacerlo ella misma, basandose sobretodo, en los castigos físicos.

A pesar de eso, es una persona de trato fácil y educado, siempre dispuesta a escuchar a los suyos y aconsejarles si ellos lo piden, ya que no juzga a los demás por sus actos o pensamientos ni trata de imponer los suyos a menos que no pongan en peligro al resto de Espadas.

Otra de sus peculiaridades es, que siendo el Arrancar más veloz y ágil, cuando se trata de aparecer por gargantas o cualquier otra acción que no requiera velocidad, se muestra torpe, cayendose o tropezándose con facilidad aunque cada vez menos, ya que prefiere moverse a paso lento o transformada en sus cuervos.

Sinópsis[]

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Aka Midou

De ascendencia Transilvanojaponesa, nació en el mismo país que su madre, Japón, aunque siempre se sintió más atraída hacia la cultura y folklore del país de su padre, el cual le relataba cada noche varias historias sobre vampiros y seres sobrenaturales.

Además, de su padre heredó el rarísimo color carmesí que caracterizaba sus ojos, debido a una anomalía hereditaria, acaecida en la família Midou generaciones atrás.

Siempre bajo la sombra de su hermano mayor, claramente el favorito de su madre, una mujer severa y estricta, de mal humor constante, se refugió en los brazos de su padre, alguien completamente distinto a su madre; él era alto, guapo, de carácter alegre y sociable.

En realidad, desde la más tierna infancia, Aka demostró tener un carácter fuerte, dominante y en ciertos casos agresivo, hasta tal punto que fue expulsada de varios colegios, aumentando el desagrado que sentía su madre hacia ella.

Poco a poco aprendió a ser independiente, sobretodo porque su hermano pasaba largas temporadas fuera de casa, al igual que su padre y se quedaba sola con su madre, pero se mantenían indiferentes una de la otra...hasta el día en el que oyó una discusión que mantenían sus padres en una habitación aaprtada y un portazo dio por zanjada la situación.

Su padre se fue de casa y todo empeoró con su madre, se volvió obsesiva, celosa y pegaba a Aka siempre que podía, aunque la pequeña se volvía y terminaban las dos llenas de magulladuras y golpes.

Lo último que recuerda de su vida como humana es la cara de su madre mirandola desde un lado de la cama, asfixiándola con sus manos y tras un corto paseo en la más absoluta oscuridad, se vio fuera de su casa, en la calle aún con el pijama y un fortísimo dolor de garganta, llevandose una mano a ella y quejandose en silencio.

Paseó por las calles mirando a la gente que pasaba, pero no se giraban a mirarla, cosa que le extrañó, ya que no era muy normal ver a una niña de diez años caminando sola, de madrugada y con marcas moradas en el cuello, pero consciente de que su madre la había asfixiado, relacionó el hecho de su muerte con las historias que le contaba su padre, y en su mente se tejió la idea de que no había logrado la paz por alguna razón, como si de una alma atormentada se tratara, como un vampiro.

Fue pasando el tiempo, y con él las estaciones cambiaron, llegando el verano y en una de sus últimas noches, mirando el atardecer, una mano cálida la tomó de un hombro, girándola para que le mirara. Era un hombre atractivo, de largos cabellos blancos y sonrisa afable, además de que manaba de él una calma increíble.

Se dejó llevar por él, escuchándole atentamente mientras de reojo miraba sus ropas; un uniforme negro, el típico hakama y haori japonés, unas sandalias, una capa blanca que según le contó, era característica de los Capitanes Shinigamis y medio escondida en los ropajes, una empuñadura.

Dicho shinigami le contó todo acerca de su nuevo mundo, llevándola a un lugar precioso, de altos edificios blancos, calma reinante y cielo azul.

A pesar de que no le gustaba estudiar, siguió los consejos de ése Capitán llamado Ukitake y entró en la Academia, donde rápidamente mostró su potencial y agresividad, graduándose en sólo un año y medio y entrando en el 13º Escuadrón, a las órdenes del shinigami que la ayudó y la crió como si fuera una hija.

A pesar de todos los años que pasó con él en la SS, llegó un momento en el que pasó algo inesperado; un ataque a la SS por parte de los Arrancar movilizó a todos los shinigamis, pero el Amo Aizen tenía especial interés por ella, y se había dedicado a rastrear por todos los mundos hasta encontrar a su cebo; secuestró al hermano de Aka, muerto tiempo atrás y convertido en vizard y se lo llevó a Hueco Mundo, con la única condición de que si quería que su hermano viviera, Aka tendría que ir a buscarle.

No se lo pensó mucho, cogió su zanpa, se despidió de su Taichô Ukitake y sin mucho sigilo entró en el 12º Escuadrón tas atacar y matar a todo shinigami que se cruzara en su camino, ya que de sobras era conocida su sangre fría al combatir y pocos escrúpulos.

Logró robar un proyector que el loco Taichô Mayuri había creado para abrir gargantas a Hueco Mundo y lo utilizó, quedando encerrada de nuevo en la oscuridad. Tras un largo paseo, encontró el camino que la llevó al mundo del que tanto había oido hablar, y sólo encontró devastación, soledad...y extrañamente reconfortante.

Tres Arrancar de alto nivel se personaron delante de ella, llevandola a Las Noches siguiendo las órdenes de Aizen, con el que habló durante largo rato una vez llegó a una sala llamada El Trono, de decoración extremadamente minimalista y de un doloroso blanco, tan puro, que ardía en los ojos al mirarlo.

Aizen había estado interesado en la pequeña shinigami que había sido capaz de matar a seis Menos Grande en el mundo humano sin recibir rasguño alguno, acabando con los monstruos en un instante y sólo quería una pequeña cosita: dejaría a su hermano en libertad si ella accedía a quedarse en Hueco Mundo y servirle, a cambio de dotarla de un poder aún más bestial del que ya poseía.

Aka se limitó a mirar a los presentes, diez Espadas la rodeaban, así como los dos Guardianes y el mismísimo Aizen, así que si intentaba atacarle, rápidamente moriría e incluso, su hermano. Aceptó la oferta, liberaron a su hermano y cuando él estuvo fuera de Hueco Mundo, de un shunpo Aizen notó el filo de la zanpa de la shinigami en la yugular, mirandola de reojo gratamente sorprendido.

A partir de ése día se convirtió en el ojito derecho de Aizen, entrenandola y mimandola, e incluso le hizo un "regalo" por su 13º cumpleaños, nada más y nada menos que un Vastlord creado especialmente para ella, el más poderoso que se había conocido jamás.

Aizen inició el proceso de transformación, pero pasó algo inesperado, y es que nadie había previsto que Aka pasara de ser una niña de 13 años a una chica que mantenía la mentalidad levemente infantil, pero con el cuerpo de una de 20, lo que provocó un poco de tumulto entre los Espadas.

Ya convertida en vizard y tras mantener una calurosa discusión con un Espada que le había metido mano, y que murió a manos de Aka, se vio obligada a irse de Hueco Mundo por recomendación de Aizen, instándola a que se uniera al grupo vizard que habitaba en el mundo humano.

A pesar de ser como ella, no logró nunca sentirse tan cómoda entre ellos como se sentía entre Arrancars, aunque durante un tiempo mantuvo una relación con su lider y ex-Capitán del 2º Escuadrón, Dante.

Como siempre, su carácter independiente pudo más que otra cosa y volvió a Hueco Mundo, dispuesta a reclamar el puesto que se merecía, el de Espada, no le importaba el número, sólo quería pertenecer a ése mundo.

Fue recibida por Aizen con los brazos abiertos y aprovechó su vuelta para arrancarizarla, pero las discusiones con los Guardianes Gin y Tôsen fueron aumentando día tras día, hasta que Aka las zanjó matandolos a los dos y quedandose con su cargo, convirtiendose en la Guardia personal de Aizen y cumpliendo con sus obligaciones con responsabilidad y alta eficacia.

Con el paso del tiempo otra Arrancar irrumpió en Las Noches con fuerza, matando a todos los Espada y cuál fue la sorpresa al descubrir que la violenta nueva Guardiana era su madre...y a pesar del tiempo, el odio que sentían la una por la otra seguía tan vivo como antes.

Nuevos Arrancar entraron en Las Noches con ánimos de tener un puesto de Espada, y tardaron varios años en cubrir las vacantes, años en los cuales la relación entre Aka y Aizen se tensó debido al poder que la pequeña había ganado con extrema facilidad.

Tanta preocupación sintió el Amo, que quiso matar a su "creación", tal y como él la llamaba, con sus propias manos. De nada sirvió los años de experiencia, Aizen sucumbió a manos de su "pequeña", y los Espadas la nombraron nueva Ama de Hueco Mundo.

Con el paso del tiempo, la pizpireta y risueña Líder de Hueco Mundo perdió su amabilidad y más que presente parte shinigami, tornándose como cualquier Arrancar: fría, distante y hierática, sumado a que en cualquier momento podía castigar a los suyos con alguna represalia, según el comportamiento postrado por sus súbditos, a los que empezó a tratar con mano dura y disciplina poco antes de la llegada de unos shinigamis a su reino.

Dichos shinigamis eran Capitanes renegados de la SS y traían una extraña piedra con ellos, algo que ella misma conocía y creía desaparecido, así que muy a su pesar, dejó que se quedaran con ellos, ya que eso le iba a permitir aumentar su ejército de Arrancars y porqué no, cierta diversión al comprobar la aversión de sus Espada hacia los recién llegados.

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